Piratería

Para el imperio español los barcos indianos eran muy estimados por su valiosa carga: ámbar gris, perlas, oro, plata y palo de Campeche.

La primera revolución industrial demandaba de materias primas como el ámbar gris, derivado de secreciones biliares del cachalote, la ballena dentada de mayor magnitud. Dichas secreciones con el paso del tiempo se petrifican en las superficies marinas. Se encuentra flotando en la mar o en la arena de las playas.

Se utilizaba, sobre todo durante el siglo XVIII para perfumar las pieles con la que se confeccionaban guantes, gracias a su aroma dulce y almizclado.

Ver: Carlos Canales y Miguel del Rey, El oro de América. Galeones, flotas y piratas. Madrid, Edaf, 2015

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Para destacar la importancia de las riquezas naturales, los ingleses nombraban los lugares estratégicos con el nombre del producto exótico, y por lo mismo de uso suntuario, así nombraron en las costas beliceñas el Cayo Ambergris. Los ingleses se apoderaron Belice desde el siglo XVII.

En la antigua China se usaba para esparcirlo en vino, los árabes como sahumerio. En Inglaterra gracias a los corsarios, Isabel I pudo usarlo para perfumar sus guantes y Carlos II gustar de huevos condimentados con ámbar gris.

www.nationalgeographic.com.es 2 de Enero de 2013

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También conocido como blanco de ballena. En el siglo XIX, la cacería de la ballena, tenía como objetivo principal la obtención del esperma de ballena, que extraían de una cavidad del descomunal cerebro del cachalote. Este era muy utilizado en la fabricación de cosméticos, pero sobre todo de velas, antes del uso de la luz eléctrica

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El catálogo de plantas medicinales del viejo mundo se enriqueció con la aportación de una gran cantidad de especies del nuevo mundo. Plantas como la cañafístula y la zarzaparrilla fueron probadas para combatir un viejo flagelo europeo como el de la sífilis, por sus propiedades depurativas de la sangre. La cañafístula aparte de las plantas citadas, fueron también apreciadas el jengibre y el guayaco.

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De esta planta fue extraído el colorante natural más utilizado para teñir textiles durante la primera etapa de revolución industrial inglesa. Con la invención de los colorantes químicos del siglo XIX, el palo de Campeche cayó en desuso.

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Fue un recurso estratégico al grado que los ingleses establecieron enclaves en Isla del Carmen durante el periodo de 1650 a 1717 y a la larga por tratados diplomáticos abandonaron esta isla y se quedaron a cambio con Belice. En esta bella postal de principios del siglo XX se puede apreciar como el palo se apilaba por montones, para luego ser embarcado.

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En los registros de los barcos que navegaban del Caribe con destino a costas europeas, siempre aparece esta planta como rico cargamento, ya que se consideraba un remedio eficaz para infecciones de la piel. Por esta razón se le probó para mitigar los efectos de la sífilis.

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En el último tercio del siglo XVI y principios del siglo XVII las potencias enemigas de España comenzaron a poblar y colonizar las islas menores y las costas atlánticas de América del Norte a partir de 1589, cuando Walter Raleigh funda Virginia, en honor a la reina Isabel I, pero sobre todo luego de 1607, en el momento que los ingleses encabezados por Christopher se asientan en Jamestown, Virginia. Raleigh lleva el cultivo del tabaco en 1589 y hace de él un uso reservado a la Corte inglesa.

Raleigh patrocinó el primer intento fallido de colonizar Virginia entre 1584 a 1585 y lo intenta de nuevo en 1587.

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El cacao era para las culturas antiguas de los mayas y aztecas “el alimento de los dioses y pasó a la historia con el nombre científico con esa denominación Theobroma cacao.

Todavía a mediados del siglo XVII los ingleses, aun no apreciaban el gran valor del cacao, “porque no saben las virtudes que tienen de confortar el estómago, dejando por algunos estorbos de mezquina importancia un rico campo, donde tantos medios tenían para enriquecerse e inmortalizar sus nombres”

Gage, Thomas (1982), Nuevo reconocimiento de las indias occidentales, México, SEP/FCE. P-335). Señala Pepys que en el año de 1657, se estableció en Londres una chocolatera, que por su alto costo era una bebida exótica de consumo suntuario. (Pepys, Samuel (1661), The diary of Samuel Pepys, Henry B. Wheatley, London

Mazorca y granos de cacao https://chocoagave.com

Las maderas preciosas de selvas tropicales fueron de gran demanda para los europeos. Los taladores ingleses que merodeaban el sur del Golfo de México se abastecieron de las ricas maderas de los bosques cercanos a sus litorales, principalmente de la región de La Laguna del Carmen y de las cuencas de los ríos Grijalva, Usumacinta y el San Pedro y San Pablo, así como la disponibilidad de mano obra de indígena que abandonaban sus pueblos sujetos a las autoridades españolas, a diferencia de sus dominios como en Jamaica, donde el trabajo del corte de caña lo realizaban sobre todo los esclavos negros.

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Las salinas de las costas peninsulares, desde Campeche hasta las Islas Mujeres atrajeron poderosamente a los extranjeros, dedicados al comercio de la carne salada de res, manatí y de cerdo, alimento básico de la gente de mar.

La sal era de vital importancia para los holandeses, ya que con ella conservaban el cotizado arenque, que era considerado en Europa como “madre de todo el comercio”, superior a la plata decían ellos. Los holandeses tenían el control de las salinas de Araya, en las costas de Nueva Andalucía, la actual Venezuela.

Ruiz Abreu, Carlos, Tabasco en le época de los borbones. Tesis doctoral. Facultad de Filosofía y Letras (UNAM). 2001. p. 92

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La Compañía de Indias Occidentales, promovida por Inglaterra estableció colonias dedicadas diversas explotaciones, pero fue el azúcar, con el que elaboraban el ron en Jamaica, uno de los frutos americanos más codiciados por estas empresas modernas, manejadas por privateers, debido a que su consumo era cada vez más demandado por la nobleza y la gente rica de Europa. El ron jamaiquino era uno de los principales artículos de intercambio de contrabando en todo el Caribe.

Cfr. Sombart, Werner, Lujo y capitalismo, Madrid, Alianza Editorial, 1979. pp. 123-124

El cultivo de la caña de azúcar: https://www.google.com.mx/url?sa=1&ret=