Aparatos eléctricos

El predominio que alcanzaron a tener las clases medias en las decisiones gubernamentales fue considerable, más que la de cualquier grupo social. Sin duda estos sectores fueron los más favorecidos por la Revolución de 1910, pese a que ésta se había iniciado para mejorar a las clases más desprotegidas del Porfirismo: los campesinos y los obreros.

Carlos Fuentes ilustra lo anterior en su novela "La región más transparente":

Ahí quedan todavía millones de analfabetos, de indios descalzos, de harapientos muertos de hambre, de ejidatarios con una miserable parcela de tierras de temporal, sin maquinaria, sin refacciones, de desocupados que huyen a Estados Unidos. Pero también hay millones que pudieron ir a las escuelas que nosotros, la Revolución, les construimos, millones para quienes se acabó la tienda de raya y se abrió la industria urbana, millones que en 1910 hubieron sido peones y ahora son obreros calificados, que hubieran sido criadas, y ahora son mecanógrafas con buenos sueldos, millones que en treinta años han pasado del pueblo a la clase media, que tienen coches y usan pasta de dientes y pasan cinco días al año en Tecolutla o Acapulco.

Fuente: https://www.google.com.mx

Los nuevos elemento que incidieron en los cambios de la vida diaria fueron:

• El uso generalizado del coche
• El avance de los medios de información masiva: radio, cine y televisión
• El consumismo derivado de la mercantilización de productos

Todos estos agentes incitaron que se cambiara las formas y los valores de las familias mexicanas. José Emilio Pacheco describe el México en su libro Las batallas en el desierto:

Rosales puso la caja de chicles Adams sobre la mesa. Miró hacia Insurgentes: los Packards, los Buicks, los Hudsons, los tranvías amarillos, los postes plateados, los autobuses de colores, los transeúntes todavía con sombrero: la escena y el momento que no iban a repetirse jamás. En el edificio de enfrente, General Electric, calentadores Helvex, estufas Mabe.

José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, México, Era, 1981, p.60.

Otros arneses derivados del avance técnico adquieren importancia en el espacio culinario y su uso empieza a popularizarse entre el público, como la olla de presión y los procedimientos de conservación de alimentos en latas y recipientes de vidrio.

Los refrigeradores eléctricos para uso casero surgen en los años veinte y, poco a poco, después de la guerra de 1914, desplaza a las antiguas hieleras y hacen desaparecer el servicio a domicilio de los trozos de hielo.

Desde ese momento, las labores de almacenamiento de productos perecederos, de preparación de los alimentos, de lavado y secado de loza, cubiertos y utensilios dependerán, en forma creciente, de la energía eléctrica.

Fuente: María Luísa de Carvea. México en la cocina de Marichu. México, Mijarez y Hnos., 1939.

Son los norteamericanos los que en los años treinta inician la venta por catálogo de las cocinas prefabricadas en serie de aparatos aplicables según las demandas del cliente. Pero cabe mencionar, que es en 1945, los muebles en línea invaden el mercado.

Su diseño se compone de una superficie continua, al mismo nivel y con todos y cada uno de los procesos de trabajo, los anaqueles de almacenamiento, así como el refrigerador, lavavajillas y lavadora de ropa.

Fuente: La familia. Hemeroteca Nacional.

Fuente: María Luísa de Carvea. México en la cocina de Marichu. México, Mijarez y Hnos., 1939.

Como signo modernizador, en los hogares de estratos medios se han instalado estufas y calentadores para el agua que funcionan con gas. Las señoras pregonan la comodidad y confort que les brida los adelantos modernos.

Por fin la estufa que tanto deseaba:

Tappan es la famosa estufa de gas y construida a los patrones de belleza, comodidad, utilidad, eficiencia y economía superlativa, fijados por millones de amas de casa en todo el mundo…Por eso la estufa ideal.

La única con todas estas ventajas. Horno con ventana...”Visiguía Tappan…Asador de color visible.

Fuente: La familia. Hemeroteca Nacional.

A finales de nuestra década las cocinas de los hogares mexicanos adoptan en mayor o menor grado el impacto de los adelantos tecnológicos. Las amas de casa se sorprenden de la rapidez con la que la olla de presión o express cuecen los frijoles, la carne, las verduras y otros alimentos, aunque se tiene cierto miedo de usar este utensilio ya que podía explotar.

Fuente: Paquita. Hemeroteca Nacional.

Se propagaron los aparatos eléctricos como aspiradoras y lavadoras que transformaron de forma definitiva el concepto de “quehacer doméstico”.

Los electrodomésticos cobraron presencia universal en los hogares de clase media para reducir el tiempo aplicado a las labores caseras. Un ejemplo, de ello fue el siguiente anuncio:

"La nueva lavadora eléctrica Westinghouse hace en minutos lo que muchas lavanderas en varias horas de trabajo… y lo hace mejor a un costo sensacionalmente bajo. Gracias a la Westinghouse la ropa de toda la familia estará siempre limpia y durará más."

Fuente: Hogar, colección Cristina Olivo.

Los medios de información y entretenimiento radio, fonógrafo, cine y televisión, dado su alcance masivo, influyeron en las actitudes, valores e ideología de la población.

El fenómeno urbano, la radio, el cine, la televisión, las facilidades para la transportación aérea y la comunicación telefónica, dieron una nueva dimensión a las comunicaciones. La primera transmisión de la radio en México se realizó en 1921 y a lo largo de esa década la aparición de estaciones de radio constantes. La XEW fue la primera estación con programación pensada para el pueblo mexicano.

Fuente: www.antiguedadestecnicas.com

Entre las estaciones de radio públicas más importantes podemos citar la de la Secretaría de Educación Pública, fundada en 1924, y la estación de la Universidad Nacional, en 1937. Entre las estaciones privadas, destacan la XEW, que empezó a operar en 1930, y la XEQ en 1938. Una estación que se fundó como privada en 1923, la CYB, posterior mente se transformó en la XEB y hoy día es parte fundamental de la radio pública.

La televisión, principalmente, se convirtió en el medio de comunicación de alcance masivo, capaz de organizar la vida de los hogares, de imponer ideas en torno al ocio y modo de pensar, hablar y consumir.

Era común ver anuncios que vendían la imagen de una familia ideal reunida en su sala junto al televisor y consola de radio y el tocadiscos. Pese a que la venta a plazos era ya generalizada, los electrodomésticos más importantes requerían el pago de cuotas superiores a los 100 pesos.

Fuente: Colección Mario Patiño Rivas

Véase Sara Bringas Cramer, “La mujer de su casa prototipo ideal en los años cincuenta”, en Relatos e historias de México, núm. 33, México, mayo de 2011, p. 54

La producción de bienes en serie transformó notablemente los hábitos de la población mexicana, que comenzó a desplazarse hacia la estandarización del consumo. La extensión de estos patrones homogenizados de consumo y comercialización hacia todas las clases sociales se debió, también, al impacto de los medios de comunicación masiva, principalmente de la televisión, en la vida cotidiana.

Fuente: Propaganda repartida en casa por Bimbo, Colgate y Choco Milk, año 1963

Finalmente, la creación de los supermercados dio un giro en la manera de distribuir principalmente los alimentos y otros bienes de consumo, se daba tradicionalmente en mercados y tianguis. Las marcas extranjeras llenaban los gabinetes de las tiendas de autoservicio y los espacios periodísticos: Colgate, Coca-Cola, Barba Gould, High Life.

Fuente: Colección Luis Cardoso S.

Fuente: Colección Martha Eugenia Cordero

La modernidad expresada al interior del hogar con sus necesidades e ilusiones de compartir el cambio de productos en la vida cotidiana, pero también la añoranza del pasado, como esa irremediable existencia entre la tradición y la modernidad, corazón de las sociedades modernas.

Fuente: Cromo Una familia de tantas, Dir. Alejandro Galindo, fotografía, José Ortiz Ramos, música Raúl Lavista, Producciones Azteca, México, 1948,130 min., Intérpretes: Fernando Soler, David Silva, Martha Roth, DVD.

Tomás Bernal Alanís, prólogo Los sueños de la modernidad. Un viaje sin fin, México, Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Azcapotzalco, 2014, p.16.